lunes, 16 de marzo de 2009

COFRE DE LOS RECUERDOS .......


LA CHAMPERIA

Cuando éramos niños, un día mi señor padre hablo: ¡ mañana se levantan todos a las 4 de la mañana que nos vamos de cacería a la sierra !, nos esperó. Esa noche, nosotros menores aún, al pensar que a la mañana siguiente estaríamos disparando armas de fuego en un lugar remoto se supone cazando perdices, apenas pudimos conciliar el sueño.Efectivamente, al escuchar el toque de ¡Diana! ( arriba carajo ) en la madrugada, saltamos de la cama todos para pasar por la ducha fría... el magro desayuno, la consiguiente enchompada la despedida de las primas, tias que se quedaban en el balcón. Parecía que nunca íbamos a vover por las lágrimas “pañuelko en mano”, pero de hecho nos esperaban para el almuerzo dominical.Éramos cinco los chicos de la patrulla familiar de mi señor padre, militar retirado del ejercito, al que se aunaba algún amigo del barrio previo permiso paterno.Siendo mi padre natural de Huarochirí, no encontraba mejor expediente que llevarnos a esa comarca, para lo cual atravesámos la zona de Chosica al despuntar el alba. Las primeras luces del amanecer nos encontraban en franca ascensión por un camino de herradura que bordea el río Santa Eulalia, que hasta el día de hoy es utilizado para viajar a los diferentes pueblos de esa región. Se pasa por Palle, Huinco y el puente Auquisha donde se bifurca el camino que va hasta HUANZA y Marca Pomacocha uno; y otro va a San Pedro de Casta y Huachupampa, no sin antes haber dejado bellísimos poblados andinos regados en el camino. El espectáculo era verdaderamente majestuoso, sobre todo para nosotros que éramos educados en la educación americana en inglés. Al divisar un lugar aparente, el jefe ordenó detenerse al mirar una traviesa perdiz que saltaba alegremente en el camino: ¡ Ahí está la perdiz! Sssht (silencio9... emocionados todos como estábamos al hacer el premier contacto con armas de fuego, tropezamos y vacilamos al bajar la camioneta, lo que aprovechó la perdiz para huir fugazmente del lugar. El jefe sentenció : ¡ No importa...! igual practicaremos la cacería de perdices con las escopetas (calibre 12 y 16 mm de cartucho rojo).Ensimismados en la clase militar no notamos la presencia de un transeúnte ocasional que se había detenido a observar la escena. Después de las presentaciones del caso con el profesor de San Pedro de Casta, resulto que nuestro jefe tenía una hermana de padre en la comunidad mencionada.Para hacer de una historia larga... corta, voy abreviar indicando que llegamos así a vincularnos a parientes desconocidos de la quebrada de Santa Eulalia a los cuales mi madre describió cariñosamente como el “eslabón perdido”. Al intimar con estos lindos parientes de otra cultura y raíces, nos invitaron un día a asistir a su pueblo a la fiesta de la champería...la del agua, la de las acequias.Una mañana de Octubre, muy temprano, nos fuimos a la champería de San Pedro de Casta que hoy en día es famosa por sus connotaciones culturales andinas. Cabe agregar que en el transcurso de mi llegada a Casta y el día de hoy descubrió al mundo, la zona de Marcahuasi, bastión ecológico, místico y hoy foco turístico de la región.Mi finado primo Desiderio Salinas Ponce, nos había sugerido que conozcamos esa zona donde habían importantes tapados de oro. Al cabo de unos años me enteré que el sabio Daniel Russo había investigado el lugar y puesto al servicio de la humanidad el Santuario de Marcahuasi...¡Honor al mérito!... De la champería debo decir los siguiente: que es una linda fiesta en la medida que el pueblo se une para mantener vigente sus sistemas de producción, acontecimiento de trabajo que se vuelve festivo. Es tan importante el hecho de limpiar las acequias que regarán todas las parcelas de la comunidad sin interesarles el beneficio directo, terminada la labor que se hace entre danzas y cánticos, los varones empiezan a “empinar el codo” y las damas empiezan a servir los ricos potajes, sobre todo la Pachamanca, ara acabar todos en un gran baile en le local comunal. El año que pasó tuve la oportunidad de regresar al pueblo para la champería y el rito no ha variado ni un ápice... sigue la algarabía, sigue la solidaridad, sigue el progreso... ¡ y que seamos felices todos comiendo perdices!!.
Por : JAIME G. PONCE

2 comentarios:

  1. Maravilloso relato de niñez haciendonos conocer las rutas de Chosica y demás como Santa Eulalia, las tradiciones y costumbres de San Pedro de Casta, que deseo visitar aquellos lugares tan hermosos y de gran historia, gracias Sr.Jaime Ponce por su ilustración de conocimiento de cultura y zonas de nuestro Perú.

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